La anatomía de un Rolex

Cajas

La Caja Oyster

La Caja Oyster

Un mundo de posibilidades

Esta es nuestra caja Oyster, la primera caja de reloj hermética del mundo, que Rolex ideó en 1926 y patentó. Es un componente único en su género que alberga un intrincado mundo de engranajes y piezas minuciosamente elaboradas. Creada con algunas de las más depuradas aleaciones, la caja Oyster es incomparablemente resistente a todo tipo de agresiones externas.

Sin embargo, nunca un objeto tan hermético y perdurable ha ofrecido tantas posibilidades. Con su diseño original patentado, que incluye un bisel, un fondo de caja y una corona de cuerda atornillados a la carrura, cambió profundamente el curso de la historia de la relojería y estableció nuevos estándares de hermeticidad para todos los relojes de pulsera. Por eso, hoy en día, la caja Oyster sigue protegiendo nuestros relojes y movimientos. Es una prueba irrefutable de nuestra búsqueda constante de la fiabilidad.

Caja Oyster
La lente Cyclops

Lente Cyclops

De un solo vistazo

Esta es nuestra lente Cyclops. Presentada en 1953 para facilitar la legibilidad de la fecha, esta lente combada, que se fija al cristal sobre la ventana en la posición de las 3 h, se ha convertido en uno de nuestros componentes más emblemáticos. 

A primera vista, no parece algo que requiera mucha técnica, pero se ha perfeccionado sin cesar, desde su composición hasta su forma, para conseguir la máxima eficiencia. En la actualidad, está hecha de cristal de zafiro prácticamente imposible de rayar e incorpora un doble tratamiento antirreflejos. Es una lente que enseguida llama la atención, porque nació precisamente para que la fecha se viera fácilmente y con claridad: de un solo vistazo.

Cyclop lens
Protectores de la corona

Protectores de la corona

Protección máxima

Estos son nuestros protectores de la corona. Diseñados para resguardar la corona de cuerda, fueron introducidos en 1959 en el Submariner y el GMT‑Master antes de pasar a formar parte de la mayoría de nuestros relojes Profesionales.

Son un elemento esencial de la carrura y extienden elegantemente sus flancos hasta casi abrazar la corona. Además, su singular diseño se integra a la perfección en las curvas de cada modelo, lo que asegura que la caja muestre una armoniosa continuidad, y ofrece una protección constante que se basa en dos propósitos fundamentales: dar tranquilidad con su mera presencia y no llamar demasiado la atención.

Protectores de la corona
Triplock

Triplock

Hermeticidad al cubo

Esta es nuestra corona de cuerda Triplock. Está equipada con un innovador sistema que presentamos en 1970 con el Sea-Dweller: un «bloqueador triple» que crea tres zonas de hermeticidad. Ya en 1926, nuestra caja Oyster incorporaba una corona enroscada para prevenir posibles problemas, como que el agua, el sudor o el polvo entrasen en el reloj.

En 1954, concebimos la corona de cuerda Twinlock con una barrera hermética adicional para evitar imprevistos, como un incidente inusual que podría comprometer una junta durante alguna inmersión. Más tarde, nuestra corona de cuerda Triplock se creó específicamente para hacer frente a lo que no debe suceder nunca: que la corona se desenrosque a 11 000 metros bajo la superficie. Es por eso que nuestros relojes, a cualquier profundidad, están preparados para lo posible… y lo imposible.

Triplock lens
Válvula de helio

La válvula de helio

Un viaje de ida y vuelta

Esta es nuestra válvula de helio. Patentada en 1967, está diseñada para proteger nuestros relojes de submarinismo extremo. Rolex la inventó para que el helio usado en las inmersiones en cubas hiperbáricas pudiera ser liberado durante la descompresión.

La válvula se activa sistemáticamente cuando la presión en el interior de la caja del reloj es demasiado alta. Así, nunca se compromete la hermeticidad. Porque, aunque indispensable para los humanos durante el buceo de saturación, el helio es un gas noble pero intrusivo. Sus átomos penetran cualquier cosa: pueden infiltrarse en la caja del reloj a través de las juntas, sin importar lo hermética que sea. Y si no se remedia rápidamente durante el ascenso, la presión interna puede hacer que el cristal se salga, lo que afectaría a la integridad de la caja y al rendimiento del movimiento. Por eso inventamos este sistema autorregulador, que hoy consiste en un cilindro hermético, un pistón, un sello y un muelle. Porque, cuando se trata de conquistar las profundidades, volver a la superficie es tan importante como sumergirse.

La válvula de helio
El sistema Ringlock

El sistema Ringlock

Bajo presión

Nuestro sistema Ringlock, presentado en 2008, permite a nuestros relojes de submarinismo enfrentarse a profundidades extremas. Se trata de una estructura de caja exclusiva y patentada que puede soportar las colosales presiones abisales. Pero sumerjámonos en su característica arquitectura de tres capas.

En la superficie, vemos un cristal de zafiro ligeramente abombado con un grosor de unos pocos milímetros. Ahondando más, encontramos un aro de compresión de alta resistencia, hecho de acero enriquecido con nitrógeno. En lo más profundo se halla el fondo, elaborado con titanio RLX. El sistema Ringlock sigue la estela de nuestra caja Oyster original, que fue el primer hito en nuestro dominio de la hermeticidad, y es la expresión tangible de una convicción y una ambición que se reafirman constantemente. Por implacable que sea, la presión es un catalizador en nuestra búsqueda de la hermeticidad perfecta y nos empuja a llegar aún más lejos. Nos hemos aliado con la presión para que usted pueda explorar nuevos horizontes.

El sistema Ringlock

El «savoir‑faire» relojero de Rolex

Excelencia en desarrollo